El soplo del vendaval (12)

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24
junio
El soplo del vendaval (12)

CAPÍTULO XII Julia, la hermana pequeña de Orosia, de trece años, sonrió traviesamente al ver a Jesús. Casi enseguida dijo encontrarse mal, se mareaba, le dolía el vientre y tenía ganas de vomitar. Su madre la acompañó al servicio. Jesús aprovechó el momento. Habían adquirido la costumbre de citarse en el local Coyne, donde exhibían aquel nuevo invento que llamaban cinematógrafo y que funcionaba en Zaragoza desde hacía seis años. Se sentó al lado de Orosia. Estaba preciosa con su cabello recogido y aquel chal que, doblado convenientemente, acentuaba sus formas. Olía a un perfume nuevo que el joven no supo identificar, pero que despertó sus apetitos sexuales y no pudo evitar una mirada lasciva al contemplar a la muchacha. -Tu hermana nos echa una mano –comentó. -Le he dado instrucciones. Jesús frunció las cejas. El tono de Orosia había sido tenso. No obstante aquello daba a su rostro un... >> Leer más

El soplo del vendaval (11)

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17
junio
El soplo del vendaval (11)

CAPÍTULO XI Se levantó temprano y contempló la ciudad por la ventana. Durante un breve instante pensó en Orosia. Aquella muchacha nunca dejaba de asombrarle. Luego, con un esfuerzo, la dejó arrinconada en un punto oscuro de su mente y comenzó a vestirse. Aquel día de febrero era demasiado importante y necesitaba prestarle toda su atención. Un pulso al Gobierno, de aquello se trataba principalmente. Joaquín Costa sólo representaba el símbolo de aquella lucha. No se sintió bien al pensar en utilizar el cuerpo mortal de aquel hombre, a quien admiraba, pero era mejor aquello que los métodos de Barcelona. Su periódico había publicado unos soberbios artículos sobre el tema, ayudando a soliviantar a los zaragozanos, pero el «Heraldo de Aragón» les había ganado por la mano al publicar el día nueve, una carta manuscrita de Costa fechada en 1905. Volvió a leerla mientras se calzaba. Se titulaba «¿Emigración o... >> Leer más