El soplo del vendaval (31)

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11
noviembre
El soplo del vendaval (31)

CAPÍTULO XXXI Había conocido inviernos crudos pero como aquel ninguno. Los únicos que estaban a gusto eran los soldados rusos. Pogoda klassnaya, había oído decir a uno. Hace fresco, tradujo un compañero. Julián se preguntó qué clase de país era Rusia que al frío lo llamaban fresco. Algo parecido a una respuesta la obtuvo cuando vio a los soldados rusos agujerear el hielo de una balsa enorme como una  piscina, introducirse por él y bucear para salir por otro agujero practicado en el extremo opuesto. -¡Fascistas, maricones! –gritó una voz juvenil, la de un muchacho apenas mayor que Mateo. -Con esta ventisca no te oyen –dijo Pedro. Estaban en un grupo de siete, apretujados unos contra otros en un intento inútil de conservar el calor. -Al menos me desahogo. Me parece mejor eso que no gritar, ¡joder, qué frío! Rieron la tontería. Estaban en una situación que cualquier estupidez arrancaba... >> Leer más

El soplo del vendaval (30)

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04
noviembre
El soplo del vendaval (30)

CAPÍTULO XXX El 15 de mayo Largo Caballero presentó su dimisión presionado por los comunistas. Juan Negrín, médico de profesión, se convirtió en el nuevo Presidente del Gobierno apoyado por ellos. Como jefe de las fuerzas armadas republicanas las mujeres desaparecieron del frente; Delia se equivocó en un mes. Con un gobierno entregado o vendido al comunismo, la ayuda de Stalin se incrementó, pero el armamento que enviaba no llegaba a las milicias anarquistas, que debían de seguir utilizando sus antiquísimos fusiles de guarnición de madera rajada, cerrojo trabado y cañón corroído que sólo servía como hierro viejo, teniendo que utilizar además aceite de oliva para lubricarlos, porque no tenían otro. Los beneficiados de las modernas armas rusas eran el nuevo Ejército que se estaba creando y las Brigadas Internacionales. En Barcelona comenzaba a verse con recelo a los anarquistas, y todo aquel que llevara pantalones de pana corría el... >> Leer más