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mayo
ESPAÑA - 1931 (3)

3/septiembre/1931

            Azaña escribe en su diario:

            ‹‹ Día de audiencia para diputados. Me han vuelto tarumba. He llegado a casa en una esto de postración lastimoso. Lo peor de esto es que los diputados, por cumplir con sus electores, me han llevado una porción de comisiones a pedir cosas imposibles, como saben bien los mismos diputados que las presentan y recomiendan ››

4/septiembre/1931

            El ministro de España en Varsovia envía al Gobierno una carta preocupante: Desde Guernica quieren comprar fraudulentamente a Polonia 3.000 fusiles náuser.

            Azaña envía a Guernica un oficial de su Gabinete militar para averiguar quién es el comprador de los tres mil fusiles.

9/septiembre/1931

            Huelga general en Zaragoza de carácter anarcosindicalista, que preocupar enormemente a todo el país.

12/septiembre/1931

            El general Sanjurjo advierte a Maura que el República está rodeada de peligros: descontento por todas partes y en todas las clases sociales; paralización de los negocios; inseguridad del porvenir; pánico que produce la gestión de Prieto, etc.

18/septiembre/1931

            José Ortega le dice a Azaña que debería cambiar al ministro de Hacienda (Prieto). ‹‹ Todo lo demás marcha bien, pero lo de Hacienda es un desastre ››[1]

20/septiembre/1931

            Hace 5 meses que fue proclamada la República y 2 que están formadas las Cortes Constituyentes. En este periodo España ha desembocado económicamente en la ruina. La causa de las dificultades económicas no se debe a la crisis mundial sino a la mala actuación de Indalecio Prieto, quien resulta ser ‹‹ uno de los peores ministros de Finanzas que jamás haya tenido España ››[2]

21/septiembre/1931

            Azaña anota en su diario la información que le da el general Ruiz Trillo de que la disciplina militar está minada por los anarquistas.

22/septiembre/1931

            Las Cortes Constituyentes continúan sin un método de trabajo y actúan según van los vientos o la Luna. Un ejemplo:

Martes.- El diputado radical socialista valenciano señor Valera, propone para el primer artículo de la Constitución, que España fuera una República de trabajadores. Los diputados se burlan y se pitorrean. La propuesta es un fiasco absoluto.

Miércoles.- El diputado socialista señor Araquistain, propone lo mismo. Ovación. Éxito pleno. Todos votan a favor.

Jueves.- Un gran número de diputados están asustados por lo que votaron el día anterior, se echan atrás y votan a favor apoyando a Alcalá – Zamora para rechazar la definición de República de trabajadores. Así el artículo es devuelto a la Comisión para ser sometido a correcciones.

            ¿Será esta la forma de gobernar de la República? Empieza a haber un cierto número de españoles preocupados por el futuro.

            Consejo de Presidencia.- Algunos políticos quieren arrancar los emblemas reales de los monumentos. Azaña se opone.

            Maura informa muy negativamente a Azaña: ‹‹ la situación es cada día más grave; tenemos enfrente a la Banca, al comercio, a la industria, a los propietarios, a no pocos militares; el Gobierno dicta muchas disposiciones que alarman; la desconfianza cunde; hay un ambiente muy hostil; bastará que un día cualquier osado se lance contra la República, para que todos esos elementos le secunden; se hace una política desatinada en Hacienda, Economía y Fomento; este último ministerio no funciona; hay que rectificar la orientación que se sigue en los otros dos; el ministro de Hacienda no tiene confianza en nada ni en nadie, sus palabras siembran el desaliento, y la intranquilidad; la política social del Gobierno está equivocada;… ››

            Prieto quiere dimitir. Los demás no le dejan.

            Azaña dice que ‹‹ desde el 14 de abril estoy convencido de que no puede haber más Gobierno que este, y que como no puede haber otro, no lo habrá, por muchas tonterías que se hagan; que la caída de este Gobierno sería el fin de la República, porque no se podría votar la Constitución y habría que clausurar las Cortes o disolverlas››. Está convencido de que no tienen sustitutos, ‹‹ tan imposible es que nos sustituyan ››

26/septiembre/1931

            El desbarajuste de la confección de la Constitución continúa. Josep Pla, en su artículo del día[3] escribe:

‹‹ ¿Cómo será la Constitución si continúa este estado de tumulto? Sencillamente: será una obra llena de contradicciones, de movilidad y desdibujada. Será, si quieren, una Constitución sensible, pero será la olla de grillos con más grillos del Universo. Contendrá artículos anarquizantes y burgueses; contendrá artículos unitarios y artículos autonómicos; contendrá artículos reveladores de la voluntad de construir un Estado fuerte y artículos demostrativos de la imposibilidad de poder hacerlo; artículos democráticos y artículos reaccionarios, artículos blancos y artículos negros ››

30/septiembre/1931

            Se aprueba finalmente el título primero de la Constitución. Ha costado más de un mes el conseguirlo.

14/octubre/1931

            En un artículo que no tiene desperdicio, Josep Pla escribe[4]:

            ‹‹ El señor Prieto – o don Inda, como se le llama en Madrid – ha tenido la fuerza y la sinceridad, que ya es mucho en los tiempos que corren, de confesar la verdad en lo que a la situación financiera y económica el Estado se refiere. Ya han leído sentados su discurso: es catastrófico ››

            En dicho discurso Prieto reconocía un déficit de 500 millones de pesetas.

            El país lleva 6 meses de gobierno republicano y cuando consiguió el poder el Estado estaba en superávit.

            Tras analizar la situación, la ilusión del pueblo cuando el advenimiento de la República y el desencanto que ya está haciendo mella en los españoles, Pla escribe una frase lapidaria: ‹‹ ¡Qué hermosa era la República – dice la gente parodiando la frase[5] – en tiempos de la Monarquía! ››

15/octubre/1931

            Las esquinas de Madrid aparecen llenas de carteles de un anticlericalismo furioso, previo al debate religioso.

16/octubre/1931

            Comienza el debate de los artículos de la Constitución correspondientes a la cuestión religiosa.

            El texto del anteproyecto es totalmente radical: separación de la Iglesia y del Estado, expulsión de las órdenes religiosas, confiscación de sus bienes.

            En el debate se decide expulsar a una única orden: los jesuitas.

17/octubre/1931

            El texto definitivo y aprobado es aún más radical que el anteproyecto. Alcalá – Zamora y Maura dimiten.

            Azaña (ministro de la guerra) queda encargado de formar Gobierno.

            Pocas horas después de haber dimitido, Alcalá – Zamora dice a la agencia London General Press, en una entrevista, que la Constitución es un desastre y que él se considera fuera.

            Comienza el bienio Azañista.

18/Octubre/1931

            El nuevo Gobierno surgido tras la crisis del día anterior, presidido por Azaña, no es heterogéneo como el de Alcalá – Zamora, sino pura y absolutamente de izquierdas.

            Al comenzar la sesión faltan todos los diputados del centro – derecha, de éstos sólo se han presentado dos: Gil Robles y Royo Villanova.

            Se discute sobre el tema religioso – aunque después de lo ocurrido ayer, el debate está liquidado y muerto -, y la implantación del divorcio. Tal como está redactado se permite a la mujer divorciarse por propia voluntad, pero el hombre deberá presentar las correspondientes razones.

            El cardenal nacionalista catalán Vidal i Barraquer ve con buenos ojos la disolución de los jesuitas, pero estima que podría haberse hecho una excepción con los ‹‹ jesuitas de Cataluña, “que son de otra manera y, por supuesto, mejores” ››[6]

20/octubre/1931

            La cuestión religiosa en el Parlamento se desinfla.

23/octubre/1931

            Azaña presenta el proyecto de Ley de Defensa de la República. Tras su lectura muchos diputados quedan estupefactos: el decreto puede interpretarse como si implicara la instauración de una dictadura potencial, ya que comporta el otorgamiento de facultades extraordinarias. Los extremos del decreto, relativos a la prensa, el destierro o deportación y al nombramiento de delegados gubernativos son considerados los más radicales. El apartado sexto del artículo primero plantea a muchos diputados el problema de si el decreto llegará a comprender el caso de la murmuración y de la crítica verbal[7].

            Azaña defiende el otorgamiento de poderes extraordinarios. Su argumento es muy sencillo: postula el interés absoluto del Estado. ‹‹ Sin este decreto – dice – no puedo gobernar. Os pido que lo convirtáis en Ley, porque las circunstancias lo exigen y lo impone la salud de la República ››

            A la hora de votar hay grupos de diputados (la minoría regionalista) que abandonan el hemiciclo. Los que quedan votan a favor de la Ley de Defensa de la República. Pero la salida de la sesión es triste, todos, por alguna razón u otra, parecen preocupados.

            Y no es para menos.

            La Ley de Defensa de la República permite al Gobierno actuar al margen de la Constitución, dejando en papel mojado los artículos referentes a las libertades y la seguridad ciudadana.

24/octubre/1931

            Comienza el debate sobre la Enseñanza.

30/octubre/1931

            Azaña anota que parece estar en marcha una conspiración monárquica. Junto con Galarza acuerdan darles cuerda hasta que el asunto esté maduro.

31/octubre/1931

            La confección de la Constitución va de mal en peor, sigue llena de incoherencias y ahora todo son prisas aprobándose artículos a espuertas. Las sesiones han perdido interés y cada día asisten menos diputados. ‹‹ Las Constituyentes se van desinflando y no interesan ni a los propios representantes de la soberanía nacional /…/ La Constitución actual será inevitablemente un ciempiés que si no se corrige traerá consecuencias insospechadas y fatales ››[8]

            Se propone, para la Constitución, que todos los frailes y monjes, y si se puede, los curas, pierdan la nacionalidad española. Alcalá – Zamora lo impide[9].


[1] Manuel Azaña. “Diarios Completos”. Editorial Crítica. S. L. 2004

[2] Josep Pla. “La Veu de Catalunya”, 20 de septiembre de 1931.

[3] Josep Pla. “La Veu de Catalunya”, 26 de septiembre de 1931.

[4] Josep Pla. “La Veu de Catalunya”, 14 de octubre de 1931.

[5] Se refiere a la frase que se decía en Francia después del Segundo Imperio: “Qu’elle ètait belle la République sous l’Empire!”

[6] Manuel Azaña. “Diarios Completos”. Editorial Crítica. S. L. 2004.Anotación del 18 de octubre de 1931.

[7] Josep Pla. “La Veu de Catalunya”, 23 de octubre de 1931.

[8] Josep Pla. “La Veu de Catalunya”, 31 de octubre de 1931.

[9] Alcalá – Zamora. “La Victoria Republicana. 1930 – 1931”. La Esfera de los Libros. 2012.

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