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17
julio
Crónica de la Guerra Civil y Andorra (Te) (1)

PREÁMBULO

            Desde 1990 hasta finales de 2019 publiqué en el periódico local de Andorra (Te), CIERZO, unos artículos mensuales que trataban de la historia local. Aunque me centraba principalmente en la localidad, ocasionalmente hablaba de la historia general de España, porque ninguna población es una isla, y lógicamente los acontecimientos generales repercutían en los locales.

            Al tocar la Segunda República presté una mayor atención, porque entendí que era preciso para que se entendiera mejor lo que ocurrió en la historia local de Andorra.

            Parece ser que, a pesar de los 90 años transcurridos, el tema sigue molestando a ciertas personas y el Consejo de Redacción decidió unilateralmente suspender mis artículos justo cuando iba a comenzar la guerra civil. Lo hicieron sin ninguna explicación previa. Puesto en contacto con el Consejo, me dijeron que podía seguir escribiendo, aunque me expusieron algunas condiciones que yo entendí como censura, a lo cual no accedí. Terminó así una colaboración de 30 años.

            No obstante, tenía todos los artículos relativos a la guerra civil terminados, y puesto que ya no saldrán en el CIERZO, los iré publicando en este blog.

            Están escritos de forma cronológica, porque ciertos acontecimientos sólo se entiendes bien si los ubicamos en su tiempo, algo que se pierde si los tratamos temáticamente. Dadas también las características de la época no me ciño a los acontecimientos locales sino que los introduzco dentro de la historia general, porque creo que es la mejor manera de entender lo que ocurrió en mi pueblo.

LA DIFICULTAD DEL TEMA

            El estudio de la Segunda República  y la Guerra Civil es muy complejo y hay más preguntas que respuestas. Incluso ante los mismos datos hay interpretaciones diferentes según las ideas del historiador. Veamos un ejemplo:

1.- Los hechos:

            El 23 de junio de 1936 (25 días antes del Alzamiento) Franco escribe una carta al presidente del Consejo (Santiago Casares Quiroga) advirtiendo de la hostilidad del ejército y propone una serie de medidas para evitar el desastre.

2.- Las interpretaciones:

  1. Paul Preston[1] (biógrafo del Caudillo, antifranquista) interpreta que las medidas eran que Casares le concediese el mando a Franco, para evitar las conspiraciones. Todo es producto, por tanto, de la ambición de poder del militar, que está dispuesto a traicionar a sus compañeros.
  2. Los apologistas de Franco, vienen a decir que era tan bueno, que quiere evitar el Alzamiento por todos los medios.

3.- Lo que nos dicen los hechos realmente:

            Franco quiso evitar el alzamiento militar. Eso dicen los hechos, nada más. Las razones que tuvo las ignoraremos siempre, porque nunca las dijo a nadie.

Comentario

            Tanto Preston como los apologistas interpretan los hechos según sus propios ideales. Este es un problema común a todos los historiadores: que evalúan los datos según sus propias creencias. De ahí que la historia nunca es objetiva. Lo son los hechos, pero no su interpretación, y menos cuando es historia reciente, como es el caso de la II República y la última guerra civil.

            Por otro lado, hay muchas preguntas sin respuesta de esta época: si Franco estaba advirtiendo de una rebelión militar, ¿por qué Casares Quiroga no lo interrogó al respecto, máxime cuando un mes antes, en mayo, había aparecido en el “Heraldo de Madrid” una lista con nombres y apellidos de los conjurados[2]? Ni entonces, ni con Franco ahora, el Gobierno hizo nada, ¿por qué? De hecho hay diversos historiadores que sostienen que el Gobierno conocía la conspiración con varios meses de adelanto[3] y que no movieron un dedo para evitarla: no hubo detenciones, no hubo interrogatorios, no hubo nada, ¿por qué?

¿Por qué Alcalá-Zamora que escribió que la Constitución republicana invitaba a la guerra civil, votó a favor de la misma?

Y si profundizamos hallaríamos sin duda más preguntas que no tienen respuesta, como por ejemplo: en las elecciones del 12 de abril de 1931 no ganaron los republicanos, ganaron los monárquicos y de forma aplastante, pues en el cómputo total los resultados fueron:

  • monárquicos: 22.150 concejales
  • republicanos: 5.875 concejales

En efecto, fueron elegidos más concejales monárquicos que republicanos, pero mientras los primeros ganaron en las zonas rurales, los segundos lo hicieron en la mayoría de las capitales de provincia. Un voto siempre es voto, no hay votos de clases, ¿por qué el gobierno consideró que tenían más peso los votos de las capitales que la de los pueblos? ¿es que, por pueblo, eran pueblerinos[4] y por tanto españoles de segunda y de ahí que su voto fuera de peor calidad?

            Como digo, hay muchas preguntas sin respuesta.

            Cuando uno lee a los diversos historiadores que han tratado el tema y lo hace fijándose en los hechos y olvidándose de las interpretaciones se da cuanta que a la II República le sucedió el dicho: entre todos la mataron y ella solita se murió. Es más, hasta Franco queda como el más inocente de todos los que intervinieron.

            Me explico.

            Lo haré con un ejemplo para que se entienda mejor lo que quiero decir.

            Si comparamos la II República con una corrida de toros, siendo la República el toro, Franco es el que da el descabello. Pero torear el toro, picarlo, ponerle las banderillas, volver a torearlo y clavarle el estoque, no una sino varias veces, no fue Franco, fueron otros y no precisamente militares.

            Otra cosa es lo que sucedió después.

Aquí solo se trata de demostrar la dificultad de estudiar la historia cuando a la misma se imponen los ideales de cada cual. Mi consejo al respecto es que quien quiera conocer dicha época se fije en los hechos, no en las interpretaciones del historiador, y que saque las suyas propias. Quizá así se haga una idea más exacta de lo que realmente sucedió.

            No creo, sin embargo, que todos estén de acuerdo con lo que acabo de exponer y posiblemente consideren que estoy interpretando también los hechos. Por eso el testimonio del presidente de la II República D. Niceto Alcalá-Zamora tiene suma importancia, pues lo escribió el 15 de febrero de 1936, es decir, cuatro meses antes del alzamiento militar:

‹ Me queda la tranquilidad de cumplir con mi deber y de hacer cuanto puedo, que naturalmente no alcanza a curar milagrosamente contra su propia furia epiléptica a un país enfermo crónico secular y gravísimo, al cual le dieron aquellos insensatos meteoros del fugaz y funesto Partido Radical-Socialista una Constitución de guerra civil que dejó pasar Azaña; que la agravó en unión de Prieto con una Ley Electoral favorecedora de esa guerra civil, al limitar las posibilidades de victoria a dos tendencias extremas, otra vez de guerra civil, obsesionados por la idea del aplastamiento y exterminio de los adversarios, sin pensar, o sin detenerse a considerar que ese aniquilamiento puede ser el de la República y el de España, con destinos inseparables ››[5].

LOS ÚLTIMOS MESES DE LA II REPÚBLICA

            Desde su inicio la Segunda República fue de mal a peor por motivos demasiado largos de explicar aquí, pues no quiero repetir todos los artículos que publiqué en su día en CIERZO. Baste decir que, al comenzar 1936 los ánimos estaban tan caldeados que bastaba una pequeña chispa para comenzar el incendio.

LAS ELECCIONES DEL 16 DE FEBRERO DE 1936

            En general los comicios de febrero se convierten en cuestión de vida o muerte. La prensa de partido lo es más que nunca; las octavillas inundan las calles, tanto que los millones de papelas esparcidas por el suelo impiden ver el pavimento en algunas zonas de Madrid[6]; en cualquier pared hay carteles apelando a la victoria, a la lucha, a no rendirse.

‹‹ No parecen unas elecciones corrientes ni un país civilizado. La propaganda electoral llama la atención, algunos carteles, incluso, muestran hombres arremangados empuñando armas ››[7]

Ilustración 1 – Uno de los carteles de propaganda electoral. Se puede apreciar el arma.

            Para más inri Francisco Largo Caballero no está dispuesto a respetar el resultado si pierden el plebiscito y en enero amenaza, en Alicante, con la guerra civil si en las elecciones ganan las derechas:

‹‹ Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas, nuestra labor habrá de ser doble, porque con nuestros aliados podremos laborar dentro de la legalidad, y ganando las derechas tendremos que ir a la guerra civil declarada. Y esto no es una amenaza, es una advertencia. Y que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas: que nosotros las realizamos ››[8].

Ilustración 2 –  “El Socialista”. 28 de enero de 1936. Palabras de Largo Caballero en Alicante

Y para no ser menos chulo, el dos de febrero José Antonio Primo de Rivera replica que, en caso de victoria de las izquierdas, la Falange tampoco acatará el resultado electoral.

El 12 de febrero los periódicos empiezan a dar pronósticos que aventuran, casi todos, el triunfo de las derechas, y a pesar del tono belicista de los políticos el orden público se mantiene en general[9]. Pero es a nivel general, porque la campaña electoral abunda en choques entre activistas de un bando y otro, con numerosos heridos y media docena de muertos[10]. En Andorra mujeres con anguarina, para que no las conocieran, y armadas con pistolas, iban por las casas a captar votos para las elecciones dando cahices de trigo[11] y otros productos si votaban a su partido, según me informó un testigo. Y este mismo día el órgano anarco-sindicalista “Solidaridad Obrera” escribe que ‹‹ la suerte del pueblo español no se decidirá en las urnas sino en la calle ››

Ilustración 3 – Sección del periódico Solidaridad Obrera del 12 de febrero de 1936. Se puede leer la frase citada en el último párrafo.

            Para el día de las elecciones se preparan unas medidas de seguridad excepcionales, y los comicios transcurren pacíficamente. La violencia estallará al comienzo del recuento de las papeletas. Se declara el estado de alarma.

‹‹ Dominaba ya la anarquía en algunas provincias, los gobernadores civiles desertaban de sus puestos, las turbas amotinadas se apoderaban de las actas ››[12]

            Alcalá-Zamora dirá lo mismo en sus declaraciones al “Journal de Génève” el 17 de enero de 1937, añadiendo:

 ‹‹… A instigación de dirigentes irresponsables, la muchedumbre se apoderó de los documentos electorales: en muchas localidades los resultados pudieron ser falsificados ››

            Pero ya antes, en su diario con fecha de 22 de febrero de 1936, D. Niceto escribirá[13]:

‹‹ Las noticias que llegan por distintos conductos manchan, y además innecesariamente, la ciudadanía electoral del domingo. Entre el apetito de los vencedores queriendo ensanchar abusivamente la victoria /…/ ha habido en las más de las provincias desde que terminó la votación legal, enjuegues, falsedades y coacciones, determinantes de la resurrección de unas cuantas docenas de candidatos derrotados, que no decide la mayoría, pero contribuye a desnivelarla ››

            Del día 23:

‹‹ Conocedor Becerra como último ministro de Justicia y Trabajo de los datos que debían escrutarse, calculó en 50 por ciento menos las actas, cuya adjudicación se ha variado bajo la acción combinada del miedo y la crisis. Ese mismo cálculo, como mínimo de medio centenar de diputados, es lo que caracteriza a las nuevas Cortes y a su mayoría ››

Los diarios de Alcalá-Zamora dan a entender que el Frente Popular ganó las elecciones de forma fraudulenta y que su gobierno, por ello, no puede considerarse como legítimo.

            Pero hubiera fraude o no, la diferencia de votos entre la izquierda y la derecha es mínima y demuestra que España estaba partida en dos:

Elecciones 16 de febrero de 1936 Nº de votos[14] % de votos
Frente Popular (Izquierda) 4.358.903 48,06
Centro 556.010 6,13
Derecha 4.155.126 45,81

            En Andorra, el resultado de las elecciones del 16 de febrero fue con triunfo del Frente Popular, pero con muy escaso margen con la Derecha: la diferencia entre el número totales de votos a la Izquierda respecto a la Derecha fue de 736. Es decir que Andorra está dividida en dos, igual que España.

Número de votos totales en Andorra – 1936 (no se contabilizan las abstenciones)
Derecha Izquierda Diferencia Nº votos
1.688 2.424 736

Elecciones Generales en Andorra – 1936[15]
Candidaturas Votos %
Republicanos de derechas 145 3,1
CEDA 1.543 33,4
Frente Popular 2.424 52,6
Abstenciones 453 26,8

EL FRENTE POPULAR

            En las elecciones de febrero de 1936 el Frente Popular se hace con el poder. Ya hemos visto que en número de votos hay un empate técnico que la ley electoral convierte en mayoría absoluta en escaños. Pero, por el número de votos, España está partida en dos.

            Hay altercados incluso antes de saberse el resultado. Se declara el estado de alerta. Franco (Jefe del Estado Mayor Central) pide al jefe de Gobierno y al ministro de la Guerra que declaren el estado de guerra, pero no se le hace caso.

            En los meses siguientes todo irá a peor. Es difícil sintetizar en pocas páginas aquella época. Quizá por eso sea mejor dejar hablar a los testigos:

1.- Manuel Azaña escribirá el 19 de marzo, justo al mes, a su cuñado Cipriano Rivas Cheriff:‹‹ Hoy nos han quemado Yecla: 7 iglesias, 6 casas, todos los centros políticos de derecha y el registro de la Propiedad. A media tarde, incendios en Albacete, Almansa. Ayer, motín y asesinatos en Jumilla. El sábado, Logroño, el viernes Madrid: tres iglesias. El jueves y el miércoles, Vallecas /…/ Creo que van más de doscientos muertos y heridos desde que se formó el Gobierno y he perdido la cuenta de las poblaciones en que han quemado iglesias y conventos: ¡hasta en Alcalá[16]!… Habían comenzado los motines y los incendios. En las cárceles andaban a tiros. Aquella noche se escaparon tranquilamente de las de Gijón mil cien presos /…/ En Oviedo los imitaron /…/ los republicanos empezaron a enfadarse /…/  Hasta los desórdenes me los perdonaban, y el que más y el que menos los encontraba… naturales. Ahora vamos cuesta abajo por la anarquía persistente de algunas provincias, por la taimada deslealtad de la política socialista… por las brutalidades de unos y otros, por la incapacidad de las autoridades, por los disparates… en casi todos los pueblos, por los despropósitos que empiezan a decir algunos diputados republicanos de la mayoría. No sé en esta fecha como vamos a dominar esto»

2.- ‹‹ Obsesión de Azaña en estos cuarenta días, lo mismo que de Alcalá-Zamora, es el deterioro del orden público. En cartas a Cipriano le describe su “negra desesperación” por incendios de iglesias y locales políticos, 200 muertos en un mes, las amenazas de Companys and Company de declarar, como en octubre de 1934, una Cataluña independiente. Pero le humillan las agrias reconvenciones del Presidente porque el Gobierno tolere los desmanes criminales de la calle ››[17].

3.- ‹‹ Se quemaron iglesias en Madrid y otras ciudades, se declararon huelgas en cadena, se reclamaron salarios imposibles… y algunos agitadores llegaron incluso a asaltar a los viajeros en trenes y autobuses ››[18].

4.- ‹‹ Llegan distintas noticias que describen el terror y el abandono durante la noche de sus moradas por muchos habitantes de Madrid, no solamente los religiosos, sino los laicos, inquilinos de viviendas próximas a templos o conventos. Las referencias de las clínicas acusan un número considerable de heridos. Testigos presenciales confirman la organización premeditada de los grupos incendiarios, con organización especializada: avanzadas de mozalbetes que materialmente prenden el fuego; gruesos de aparentes observadores que estorban el acceso de los bomberos; parejas destacadas que avisan la llegada de la fuerza abriendo el fuego, que siguen los otros pistoleros ››[19].

5.- En las Cortes del 15 y 16 de abril Calvo Sotelo denuncia el caos, ‹‹ que a su juicio ya duraba demasiado (“¡y lo que durará!”, le gritó Margarita Nelken). Dio, para el primer mes y medio del Frente Popular, las cifras de 74 muertos y 345 heridos, 73 asaltos o incendios de centros políticos derechistas y de muchas decenas de domicilios y establecimientos públicos y privados, amén de 142 iglesias incendiadas ››[20]. Sus contrarios le acusan de ser la misma derecha quien las provoca o bien lo justifican con alusiones a la represión de Asturias de 1934.

6.- El primero de mayo Prieto, líder socialista, pronuncia en Cuenca uno de los discursos más importantes de su carrera política. Ve ya la guerra civil a las puertas:

‹‹ ¡Basta ya! ¡Basta, basta! (clamó Prieto) ¿Sabéis por qué? Porque en esos desmanes /…/ no veo signo alguno de fortaleza revolucionaria /…/ Un país puede soportar la convulsión de una revolución verdadera. Lo que no puede soportar es la sangría constante del desorden público sin finalidad revolucionaria inmediata; lo que no soporta una nación es el desgaste de un poder público, de su propia vitalidad económica, manteniendo el desasosiego, la zozobra, la intranquilidad ››[21].

‹‹ Dijo a sus oyentes que la violencia no consolidaría nada: ni la democracia, ni el socialismo ni el comunismo; que las quemas de iglesias y los choques callejeros solo conducirían al fascismo, y que el joven y profesionalmente competente general Franco sería el candidato natural de las fuerzas que trataban de implantar una dictadura militar en España ››[22].

            Proféticas palabras.

            Solo se ganó abucheos y gritos hostiles.

            En Écija le dispararán[23].

            Ese mismo mes aparece un listado de los militares conspiradores en el “Heraldo de Madrid”.

            Nadie hace caso.

            En junio Franco advierte del alzamiento militar.

            Siguen sin hacer caso.

Ilustración 4 – Concentración socialista en Campo de Maniobras. Oviedo. 14 de junio de 1936

7.- 16 de junio de 1936. En las Cortes Gil Robles presenta un resumen estadístico de los desórdenes ocurridos desde las elecciones de febrero, cuatro meses antes: 170 iglesias destruidas por incendios; 251 intentos fallidos de quema, 269 muertos; 1287 heridos por asesinato y choques callejeros; 133 huelgas generales; 218 huelgas parciales; varias otras agresiones, asaltos, incendios y tentativas en las que entraban toda categoría de delitos[24].

8.- Si tiramos de hemeroteca vemos que a finales de junio el New York Times informaba a los estadounidenses que en España reina la anarquía; que los socialistas son revolucionarios fanáticos, y afirma que sólo en cuarenta y ocho horas han sido quemadas en España treinta y seis iglesias. Dicha nota de prensa termina así: «No hay en España ni seguridad ni tranquilidad. Ni en las ciudades ni en las carreteras». Y el diario republicano de Madrid “El Sol”el 7 de junio señalaba que no podía tolerarse «que en los caminos se establezca un derecho de peaje y que sean saqueados los viajeros, extranjeros o nacionales, exigiéndoles una exacción ilegal bajo la amenaza del cañón de las pistolas». En el número del día 18 de junio Miguel Maura escribe en “El Sol” un artículo titulado “Una política de suicidas”, en donde, tras analizar la gravedad de la situación, pide una “dictadura republicana”. En “El Liberal”, Marcelino Domingo Sanjuán, escribe: «Las gentes escapan de los pueblos; el dinero huye de las actividades y se repliega en las cuentas corrientes o salta las fronteras; los jornales faltan y se extiende el paro; los negocios se paralizan; los espíritus, temerosos, amedrentados, en zozobra angustiosa, acaban por implorar, vista como vista llámese como se llame, un Poder que, aunque les niegue todos los derechos, les devuelva la paz».

Ilustración 5- Portada de “El Sol” del 18 de junio de 1936

9.- La violencia llega incluso al Parlamento. En abril se registra a los parlamentarios, a la entrada de las Cortes, para desarmarlos, según datos del socialista Ramos Oliveira[25]. Calvo Sotelo es amenazado de muerte en las Cortes del 16 de junio por Dolores Ibarruri “la Pasionaria”: ‹‹ Este hombre ha hablado por última vez ››. La amenaza no aparece en el Diario de Sesiones y “la Pasionaria” siempre negó haberlas pronunciado, pero Josep Tarradellas[26], testigo de los hechos, afirmará que es cierto que las dijo:

‹‹ Me acuerdo del día que Dolores Ibarruri le dijo a Calvo Sotelo aquello de “has hablado por última vez”, porque yo me sentaba en un escaño muy cercano al de Calvo Sotelo ››[27]

            También Salvador de Madariaga, diputado republicano en ese momento, publicó más tarde: ‹‹Dolores Ibarruri, la Pasionaria, del partido comunista de las Cortes, le gritó: “Este es tu último discurso”  Y así fue ››[28].

LOS ASESINATOS DE JOSÉ CASTILLO Y CALVO SOTELO

            Dos homicidios consecutivos colmarán los ánimos: el día 12 de julio, sobre las diez de la noche es tiroteado el teniente de la Guardia de Asalto José Castillo. Como venganza, tres horas después, José Calvo Sotelo es secuestrado de su casa y asesinado a 300 metros de la misma por Guardias de Asalto.

Ilustración 6 – José Castillo

            La muerte del político a manos de las propias fuerzas de seguridad del Estado decide finalmente al general Francisco Franco a rebelarse; hasta el último momento ha dudado entre sublevarse o permanecer fiel al gobierno republicano.

Ilustración 7 – José Calvo Sotelo

            El asesinato de Calvo Sotelo conmociona a todos, Prieto se convence que la guerra es inevitable y el día 14 advierte en el periódico “El Liberal”:

‹‹ Será una lucha a muerte, porque cada uno de los bandos sabe que el adversario, si triunfa, no le dará cuartel ››

            El 17 de julio se produce el alzamiento de la tropa en Marruecos, Franco lo hace el 18 en las Canarias. Pero el golpe militar fracasa en los principales puntos neurálgicos del país.

            Ha comenzado la Guerra Civil.

LOS MILITARES SUBLEVADOS

1.- Algunos de los principales eran republicanos

EMILIO MOLA.- fue uno de los que facilitaron el advenimiento de la República al convencer a Alfonso XIII de que mantenerse en el poder podía provocar una guerra civil, cuando era Director General de Seguridad. Ahora ha sido el organizador de la conspiración firmando todos los despachos como “el director”.

Ilustración 8 – Emito Mola

QUEIPO DE LLANO.- Se da la circunstancia de que era consuegro del primer presidente de la República Don Niceto Alcalá-Zamora.

MIGUEL CABANELLAS.- Además de republicano era masón.

SANJURJO.- Aunque se rebeló contra la República en 1932 y ahora era el jefe del alzamiento, era un simpatizante de la República, según Lerroux, y de hecho, como Mola, facilitó la llegada de la misma cuando era jefe de la Guardia Civil en 1931 reinando Alfonso XIII.

            Inicialmente el grito de la rebelión militar es “¡Viva la República!”; será Franco quien los convenza para que todo se haga por España y no por un sistema de gobierno. También la bandera que utilizan en un principio es la republicana, pero se cambia enseguida por la rojigualda para evitar confusiones en los combates.

2.- Francisco Franco

            Sin duda la figura más interesante y controvertida de la España del siglo XX.

Ha sufrido una beatificación de sus seguidores durante su gobierno y una demonización durante la actual democracia.

Vista su persona desde ambos puntos de vista extremos nos han dado los dos una visión falseada del verdadero Franco, porque no fue santo ni demonio.  Es indudable que aún habrán de pasar cien o doscientos años más para poder ser estudiado con la suficiente imparcialidad. Por ello, aunque se puede hablar largo y tendido me limitaré a la época republicana, puesto que lo demás, cronológicamente, aún está por llegar.

Ilustración 9 – Francisco Franco

            A diferencia de los generales comentados nunca fue republicano y es más que probable que sentimentalmente se sintiera más unido a Alfonso XIII (que había sido su padrino de boda) que a cualquiera de los políticos que gobernaban España en los últimos cinco años.

            Muchos autores lo consideran un inepto, algunos lo califican como poco más de analfabeto, Blanco Escolá lo denomina mediocre e incompetente como militar. Paul Preston es, de sus detractores, de los pocos que dice que era muy inteligente. En su famoso mitin del 1 de mayo de 1936, Prieto lo considera muy capaz como general.

            Procurando evitar juicios sobre su persona y centrándonos únicamente en los datos, éstos nos dicen que nunca quiso (hasta el último momento) sublevarse contra la República. Ya hemos visto cómo escribió una carta en junio avisando al Gobierno del futuro alzamiento. Paul Preston, dice al respecto:

‹‹ Franco ciertamente habría preferido lo que él consideraba restaurar el orden con la sanción del gobierno, en vez de arriesgarlo todo en un golpe ››[29].

            En otra sección de su biografía Preston escribe:

‹‹A última hora de la mañana del 13 de julio, cuando recibió la noticia[30], exclamó a su portador, el coronel González Peral: “La patria ya cuenta con otro mártir. No se puede esperar más. ¡Es la señal!”. Enardecido de indignación, Franco le dijo a su primo que no tenía sentido más demora, pues había perdido toda la esperanza de que el gobierno controlara la situación ››[31]

Incluso nos da a conocer el estado de ánimo de Franco tras la noticia en boca de una testigo:

‹‹ La profesora de inglés de Franco escribiría más tarde: “La mañana después de que llegaran noticias del asesinato de Calvo Sotelo, al entrar en clase, me pareció otro hombre. Parecía diez años más viejo y era evidente que no había dormido en toda la noche ››[32]

            También Blanco Escolá, a pesar de la pobre opinión que tiene del futuro Caudillo, reconoce que  ‹‹ Franco ni siquiera mostraba una actitud favorable al alzamiento ››[33].

            De hecho, para Franco solo había un único motivo por el cual él podría levantarse en armas, según Preston[34]: ‹‹ se rebelaría contra el poder constituido sólo si la Patria estuviera en peligro de ser anegada por la anarquía ››. Es indudable que la muerte de Calvo Sotelo lo convenció que España había llegado a este punto.

            Respecto a la idea sobre la duración de la guerra que tenía Franco, Preston[35] entra en contradicción. En la página 176 dice que para Franco duraría un par de meses. Pero esto es una especulación del autor, pues no aporta ningún dato que lo apoye más que su presunción. En cambio, en boca del mismo Franco, escribe en la página 152: ‹‹ Franco comentará a su primo que sus camaradas se equivocaban al imaginar que era posible un golpe rápido. “Será muy difícil y muy sangriento y durará bastante” ››. Lo último es más probable que sea cierto, al menos no es una suposición del autor sino un dato que él mismo aporta.

LOS DOS BANDOS DE LA GUERRA CIVIL – APOYOS

            Ya hemos visto  cómo las elecciones de febrero de 1936 daban un resultado de empate técnico que mostraba la división de España en dos. Los meses de gobierno del Frente Popular, por lo que hemos leído de los testigos, sobre lo ocurrido, no sirvió para que el gobierno ganara partidarios, de hecho, es fácil que los perdiera. Es significativo que los padres espirituales de la República (Gregorio Marañón, Pérez de Ayala y Ortega y Gasset) renieguen de lo que se ha convertido la República y apoyen a los militares sublevados, huyendo al exilio para evitar ser asesinados por los republicanos.

            Una mayoría de los poetas optó por los republicanos. Una mayoría de los pensadores, por los sublevados.

            Según el historiador J. M. Cuenca Toribio, las nuevas generaciones literarias optaron generalmente por los rebeldes.

            El pueblo llano, a partes iguales.

Intelectuales a favor de los republicanos Intelectuales a favor de los sublevados
Picasso
Antonio Machado
Casals
Rafael Alberti
León Felipe
Luis Buñuel
Miguel Hernández
Max Aub
Bergamón
Corpus Barga
Ramón J. Sender
Barea
García Lorca
José Ortega y Gasset
Gregorio Marañon
Pérez de Ayala
Azorín
R. Gómez de la Serna
Jacinto Benavente[36]
José María Pemán
Luis Rosales
Manuel Machado[37]
García Morente
Eugenio D’Ors
Josep Pla
Ignaci Agustí
Salvador Dalí
Sert
Valls Taberner
Fernández Flores
Unamuno
Ramiro de Maeztu
Pio Baroja
Pedro Muñoz Seca
Miguel Fleta[38]

EL PACTO DE NO INTERVENCIÓN

            Se ha criticado duramente a las democracias europeas su Pacto de no intervención en defensa de otra democracia: la República Española. Pero si nos centramos en los datos sobre la época vemos que no es una decisión tan rara.

            El resto de las naciones no veía a la República como democrática sino revolucionaria, y tenían miedo que dicha revolución pasara de España a sus propios países. De hecho, aunque no lo dijeran abiertamente, es muy probable que desearan la victoria de Franco.

            Veamos las declaraciones de Winston Churchill, el 10 de agosto de 1936, al diario británico “Evening Standard”:

‹‹ ¿Cómo sucedió? Sucedió “de acuerdo con el plan”. Lenin afirmó que los comunistas debían prestar su ayuda a todo movimiento hacia la izquierda y promover la implantación de gobiernos constitucionales débiles, de signo radical o socialista. Después socavarían esos gobiernos y les arrancarían de sus manos vacilantes el poder absoluto instituyendo un estado marxista. El procedimiento es bien conocido y ha sido comprobado. Forma parte de la doctrina y táctica comunistas. Ha sido seguido de manera casi literal por los comunistas de España. /…/ Desde las elecciones celebradas a principios de este año, hemos asistido a una reproducción casi perfecta en España, mutatis mutandis del período de Kerensky en Rusia ››.

            Por estas palabras Churchill está convencido de que se fraguaba una revolución para la implantación del comunismo en España durante los meses que gobernó el Frente Popular[39]. Winston Churchill fue uno de los que más debatió para conseguir el Pacto de no intervención.

            El periódico londinense “The Observer” escribirá el 26 de octubre del mismo año[40]:

‹‹ El drama español ha llegado a su punto culminante con el triunfo seguro del levantamiento nacional sobre la anarquía de la lucha de clases y el desorden total. La caída de Madrid implicará una derrota humillante y estruendosa de Moscú en cuanto público aliado de la revolución comunista en otros países ››

            Pero el miedo a la revolución por los países europeos es más antiguo, aparece ya en 1931. Tras las declaraciones de Durriti (que predijo la guerra civil en abril de 1931)[41] y Maurín (que en junio del mismo año, en el Ateneo de Madrid, hace apología de la necesidad urgente de destruirlo todo: destruir la propiedad, destruir la Iglesia, destruir el Ejército, destruir la burocracia, incluso destruir la República), Josep Pla informa el 11 de julio de 1931[42] que el resto de Europa ve con preocupación creciente la República Española. En este tiempo, aparte de las sendas declaraciones citadas se habían producido ya los incendios y muertes del mes de mayo.

            Es indudable que en el transcurso de los años y sobre todo lo acaecido durante el gobierno del Frente Popular esta preocupación se convirtió en temor y de ahí que acordaran el Pacto de no Intervención. Y si aceptaron sin rechistar seriamente la ayuda de Alemania e Italia a los nacionales es porque deseaban la derrota de esa revolución para, como he dicho, que no pasara a sus países, como ya habían intentado hacer, en el siglo XVIII, cuando la Revolución Francesa.


[1]  Paul Preston. “Franco, caudillo de España”. RBA. Coleccionables S.A. 2005

[2] Ricardo de la Cierva, “Historia actualizada de la Segunda República y la Guerra de España”. Editorial Fénix. 2003. Página 112.

[3] Gabriel Jackson, “La República Española y la Guerra Civil”. RBA. Coleccionables S.A. 2005

[4] Pueblerino: dícese de la persona de poca cultura o de modales poco refinados (segunda acepción del diccionario)

[5]  Niceto Alcalá-Zamora. “Asalto a la República. Enero – Abril de 1936. (Los diarios robados del presidente de la Segunda Republica)”. La esfera de los libros S.L. 2011

[6] Javier Redondo Rodelas. “Así llegó España a la guerra civil”. Biblioteca El Mundo. Grupo Unidad Editorial S.A. 2005.

[7] Javier Redondo Rodelas. “Así llegó España a la guerra civil”. Biblioteca El Mundo. Grupo Unidad Editorial S.A. 2005.

[8] “El Socialista”. Año LI. Nº 8044. Martes, 28 de enero de 1936

[9] Josep Pla. “La Veu de Catalunya”. 13 de febrero de 1936.

[10] Pio Moa. “El derrumbe de la Segunda República y la guerra civil”. Ediciones Encuentro. 2001.

[11] 1 cahiz = 140 Kg.

[12] Gil Robles. Cita aparecida en “Asalto a la República. Enero – Abril de 1936”, de Niceto Alcalá-Zamora. La esfera de los libros. 2011.

[13] Niceto Alcalá-Zamora. “Asalto a la República. Enero – Abril de 1936 (Los diarios robados del presidente de la Segunda República”. La esfera de los libros. 2011.

[14] Datos de “Asalto a la República”, de Niceto Alcalá-Zamora. Enero – Abril de 1936 (Los diarios robados del presidente de la Segunda República”. La esfera de los libros. 2011

[15] Juan Mainer y Rafael Guerrero. “Poder, afiliación política y extracción social en una localidad turolense, Andorra. 1936-1938”. Encuentro sobre historia contemporánea de las tierras turolenses. Actas. Instituto de Estudios turolenses. 1984

[16] Manuel Azaña había nacido en Alcalá de henares.

[17] Ángel Alcalá Galve. “Alcalá-Zamora y la agonía de la República”. Fundación José Manuel Lara. Segunda edición. 2006.

[18] Carlos Blanco Escolá. “General Mola. El ególatra que provocó la guerra civil”. La esfera de la historia. 2002.

[19] Niceto Alcalá-Zamora. “Asalto a la República. Enero – Abril de 1936 (los diarios robados del presidente de la Segunda República”. La esfera de los libros. 2011.

[20] Pio Moa. “Los personajes de la República vistos por ellos mismos”. Ediciones Encuentro. 2000.

[21] Indalecio Prieto. Discurso del 1 de mayo de 1936 celebrado en Cuenca. Extraído del libro de Pio Moa. “Franco. Un balance histórico”. Planeta. 2005.

[22] Gabriel Jackson. “La República Española y la Guerra Civil”. RBA. Coleccionables S.A. 2005.

[23] Gabriel Jackson. “La República Española y la Guerra Civil”. RBA. Coleccionables S.A. 2005.

[24] Gabriel Jackson. “La República Española y la Guerra Civil”. RBA. Coleccionables S.A. 2005.

[25] Pio Moa. “El derrumbe de la Segunda República y la guerra civil”. Ediciones Encuentro. 2001.

[26] Presidente de la Generalidad de Cataluña en el exilio desde 1954 hasta 1977, y de la Generalidad provisional desde este último año hasta 1980.

[27] Josep Tarradellas (entrevista por Pilar Urbano); Revista “Época”, nº 33; 1985; p. 26.

[28] Salvador de Madariaga. “España: ensayo de historia contemporánea”. 1979; pg. 384.

[29] Paul Preston. “Franco, caudillo de España”. RBA coleccionables S.A. 2005.

[30]  Es decir, la del asesinato de Calvo Sotelo.

[31] Paul Preston. “Franco, caudillo de España”. RBA coleccionables S.A. 2005.

[32] Paul Preston. “Franco, caudillo de España”. RBA coleccionables S.A. 2005.

[33] Carlos Blanco Escolá. “General Mola. El ególatra que provocó la guerra civil”. La esfera de la historia. 2002.

[34] Paul Preston. “Franco, caudillo de España”. RBA coleccionables S.A. 2005.

[35] Paul Preston. “Franco, caudillo de España”. RBA coleccionables S.A. 2005.

[36] Premio Nobel.

[37] Hermano de Antonio Machado

[38] Una jota suya se hará muy popular en la guerra: ¡Quien al oir: ¡Viva España! / ¡Viva España! no responde, / si es hombre no es español / y si es español no es hombre.

[39]  De hecho el embajador inglés en España había enviado una nota a su gobierno con fecha de 24 de marzo de 1936, es decir cuatro meses antes del alzamiento, indicando que sólo una dictadura podía evitar que Largo Caballero desencadenase la revolución, ya que este dirigente quería instaurar un régimen soviético en España. Dato que da a conocer César Vidal en su obra “La guerra que ganó Franco”

[40] Carlos Blanco Escolá. “General Mola. El ególatra que provocó la guerra civil”. La esfera de la historia. 2002.

[41] ‹‹ Si fuéramos republicanos, afirmaríamos que el Gobierno provisional se va a mostrar incapaz de asegurarnos el triunfo de aquello que el pueblo le ha proporcionado. Pero, como somos auténticos trabajadores, decimos que, siguiendo por ese camino, es muy posible que el país se encuentre cualquier día de éstos al borde de la guerra civil. La República apenas si nos interesa… en tanto que anarquistas, debemos declarar que nuestras actividades no han estado nunca, ni lo estarán tampoco ahora al servicio de… ningún Estado ›› (Dato aparecido en “La Guerra que ganó Franco”, de César Vidal. Editorial Planeta. 2006. Página 83)

[42] Josep Pla. “La Veu de Catalunya”.

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