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08
diciembre
Andorra 1940 – 2000 (4)

EL MAQUIS

            La palabra maquis viene del corso machia, que significa los del monte y que se aplicaba a quienes abandonando la ciudad se echaban al monte. El término comenzó a utilizarse en Francia aplicándolo a los guerrilleros que luchaban contra el ejército alemán.

            Cuando se produjo el desembarco de Normandía en 1944, los exiliados españoles que luchaban en Francia contra los alemanes, encuadrados en la Resistencia, recibieron orden del PCE[1] de dirigirse al sur del país, para que, una vez liberado el territorio, entrar en España. Los comunistas españoles creían que los Aliados les iban a ayudar y que además los españoles iban a levantarse en masa para derribar a Franco[2].

            No ocurrió ni una cosa ni otra.

            Franco había sido lo suficientemente inteligente como para nadar y guardar la ropa. Aunque sus simpatías iban claramente a favor de Hitler, algo que todas las potencias sabían, había dado su palabra el 20 de febrero de 1939, ante Londres y el Pacto Antikomintern que permanecería neutral en caso de estallar la guerra en Europa. No lo cumplió con la URSS (la División Azul) y con las potencias democráticas tonteó con la no beligerancia, que no era precisamente ser neutral[3], regresando cuando le convino a la neutralidad. No obstante el mariscal Pétain estaba convencido de que Franco no entraría en guerra[4], y Sir Samuel Hoare, diplomático del Gobierno de Churchill, llegó a asegurar que mientras gobernara Franco España no entraría en guerra[5].

LA AMBIGÜEDAD DE FRANCO

1.- Hendaya

            La cita de Hendaya es uno de los mejores ejemplos de la ambigüedad de Franco. Tenemos historiadores que sostienen que Franco quiso entrar en guerra y que Hitler se negó frente a otros que defienden la tesis contraria.

            Al acabar la guerra civil era indudable que Franco estaba en deuda con Hitler y Mussolini por la ayuda recibida, pero como hemos señalado más arriba había prometido que permanecería neutral. Sin embargo, el curso de la guerra favorable a los alemanes tentaba a Franco a participar. No obstante, España no estaba en condiciones para una nueva guerra y Franco la amaba demasiado como para meterla por un capricho suyo. España no puede entrar por gusto, escribió en una de sus notas preparatorias para la reunión de Hendaya[6].

            Franco era ambicioso, pero no se dejaba dominar por la codicia; le había costado mucho llegar a donde estaba y no iba a arriesgarse tontamente, porque si bien era cierto que Hitler estaba ganando la guerra también lo era que la victoria todavía no era definitiva, y si entraba en lid en aquel momento y finalmente se perdía la contienda sería el fin de su régimen y el suyo. Siempre se ha acusado a Franco de ser excesivamente cauto en la guerra civil, lógico que ahora no se precipitara. Sin duda quería entrar en la guerra, pero lo haría en el último momento, cuando viera que tenía todas las de ganar con un mínimo esfuerzo y sacar tajada, no antes, que era lo que deseaba Hitler.

            El comportamiento de Franco en la cita de Hendaya tiene mucho de teatral, exigiendo a Hitler, para entrar en la guerra, unas ventajas coloniales y materiales tan desorbitadas que Hitler no quiso admitirlas.

            Las propuestas españolas a Alemania fueron las siguientes[7]:

  1. Alemania entregará al año siguiente de 400.000 a 600.000 toneladas de grano.
  2. Alemania entregará todo el combustible.
  3. Alemania entregará el equipo del que carece el Ejército.
  4. Alemania proporcionará artillería, aviones así como armas y tropas especiales para la conquista de Gibraltar.
  5. Alemania entregará a España todo Marruecos y, además de eso, Orán y le ayudará a obtener una revisión de las fronteras al sur del Río de Oro.
  6. España prometerá a Alemania, en cambio, su amistad.

Ante esto comienzan las dudas. ¿Las peticiones iban en serio como sostienen Preston y otros autores y fue Hitler quien se negó? ¿O lo hizo deliberadamente (el exagerarlas) para que fuese Hitler y no él quien se negara, ya que por la situación coyuntural  Franco no podía negarse abiertamente? En efecto, en aquel momento no se le podía dar un no por respuesta. Austriaco nacionalizado alemán, líder del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, Hitler era un hombre que no toleraba bien las frustraciones, siendo en aquellos momentos el dueño de Europa y con 200 divisiones todavía sin utilizar, según sus propias palabras durante la cumbre. Así pues, ambas teorías son posibles. Lo  cierto es que con la negación de Hitler, Franco – el charlatán latino (como lo definieron los dirigentes alemanes) –, conseguía lo que sí deseaba: ganar tiempo y ver la evolución de la guerra antes de decidirse por una cosa u otra: si Hitler salía victorioso, entraría en guerra en el último instante, y si en cambio era derrotado siempre podría alardear ante los aliados que se negó a entrar en guerra a favor de Alemania. De lo que no hay duda es que Hitler terminó harto de Franco y nunca más quiso volver a entrevistarse con él, antes prefería que le arrancaran tres o cuatro muelas[8].

2.- El tema judío

            Igualmente ambiguo resultó con la cuestión judía, ya que si por un lado su Gobierno era antisemita, por otro permitía que sus diplomáticos actuaran libremente para salvarlos a miles de la persecución nazi. Es el caso del Ángel de Budapest, Ángel Sanz Briz[9], que siempre aseguró que el Gobierno Español estaba al tanto de sus actividades, porque él mismo les informaba y nunca se lo había impedido. El Gobierno tampoco le ayudó, pero el dato indica que Franco permitió cierta licencia a sus cónsules para proceder según su criterio.

            También la División Azul dio trabajo y protección a varios cientos de civiles judíos en su retaguardia, y Pío Moa afirma que ningún judío acogido en España fue devuelto a los nazis, cosa que sí hizo Suiza[10].

            Debido a esta relación ambigua de una de cal y otra de arena en el tema del judío, B. Rother escribió en su obra «Franco y el Holocauto»: A través de la España franquista, de la que apenas nadie esperaba que ayudase a los judíos, se pudieron salvar no pocos perseguidos. Pero que, de haberlo querido, el gobierno de Madrid podría haber salvado a muchos más[11].

            Por su parte Shlomo Ben Ami, ministro de Asuntos Exteriores de Israel y embajador de Israel en España, declaró a la revista «Época» en 1991: El poder judío no fue capaz de cambiar la política de Roosevelt hacia los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El único país de Europa que de verdad echó una mano a los judíos fue un país en el que no había ninguna influencia judía: España, que salvó a más judíos que todas las democracias juntas.

            «The American Sephardi» con motivo del aniversario del fallecimiento de Franco escribió: El Generalísimo Francisco Franco, Jefe del Estado Español, falleció el 20 de noviembre de 1975. Al margen de cómo juzgarle la Historia, lo que sí es seguro es que en la historia judía ocupará un puesto especial. En contraste con Inglaterra, que cerró las fronteras de Palestina a los judíos que huían del nazismo y la destrucción, y en contraste con la democrática Suiza que devolvió al terror nazi a los judíos que llegaron llamando a sus puertas buscando ayuda, España abrió su frontera con la Francia ocupada, admitiendo a todos los refugiados, sin distinción de religión o raza. El profesor Haim Avni, de la Universidad Hebrea, que ha dedicado años a estudiar el tema, ha llegado a la conclusión de que se lograron salvar un total de por lo menos 40.000 judíos, vidas que se salvaron de ir a las cámaras de gas alemanas, bien directamente a través de las intervenciones españolas de sus representantes diplomáticos, o gracias a haber abierto España sus fronteras[12].

Conclusión

            La ambigüedad de Franco fue lo bastante eficaz como para que las potencias aliadas (excepto la U.R.S.S.) no tuviesen interés de declararle la guerra. Llevaban además seis años de contienda, quedaba otro para terminarla, y estaban hartos de la misma. No harían absolutamente nada si Franco se mantenía quieto por mucho que les incitara Stalin, que sólo conseguiría que se aprobara el aislamiento internacional. Además, recelaban del líder soviético: estaba ocurriendo lo que Franco preveía en 1939, que la nueva guerra en Europa sería larga y calamitosa por las oportunidades que daría al comunismo mundial[13], y así debieron considerarlo las potencias democráticas, ya que Europa quedó dividida en dos bloques irreconciliables: el comunista, dominado por los rusos, y que comprendía las naciones de Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Yugoslavia y Bulgaria; y el occidental, formado por las llamadas naciones libres, separadas por una frontera herméticamente cerrada, el llamado telón de acero.

            El pueblo español tampoco estaba por la labor. La guerra civil había sido muy cruenta, estaban exhaustos y tenían más preocupación por sobrevivir al hambre de la posguerra que por sus libertades; no querían embarcarse en otra cruel guerra fraticida, con más ajustes de cuentas, represalias y más hambre. El español de la posguerra únicamente quería paz.

EL MAQUIS ENTRA EN ESPAÑA

            Los maquis realizaron dos invasiones, la primera en octubre de 1944 a través del Roncal, Roncesvalles y el Valle de Arán, encontrándose con la indiferencia e incluso hostilidad del pueblo español. Santiago Carrillo ordenó la retirada[14]. La segunda fue en 1945. Escarmentados del fracaso de 1944 pusieron en pie un ejército guerrillero constituido por diversas facciones republicanas y no únicamente por comunistas. Se distribuyeron en grupos que cubrieron todo el país, pero tampoco consiguieron más, a nivel de apoyos, de lo que habían conseguido el año anterior. Para rizar el rizo los dirigentes del PCE que habían tirado la piedra ahora escondían la mano. Tras incitar a estos idealistas a que invadieran España, al ver que ni los Aliados ni los españoles movían un dedo, los abandonaron a su suerte mientras ellos permanecían sanos y salvos en el exilio, lo que creó un derrotismo endémico que más de una vez se intentó cortar de raíz[15] prohibiendo cuestionar los principios por los que se luchaban.

            El Gobierno franquista no consideró a estos guerrilleros, combatientes, para él eran bandoleros[16] una versión moderna del bandolerismo del siglo XIX al que puso fin la Guardia Civil y ordenó que fuera ella también mayoritariamente quien se encargara de estos nuevos malhechores, sin olvidar a la Policía Armada, la Gubernamental, la Guardia de Franco, el Somatén y el Ejército, como ocurrió en la provincia de Teruel en 1947.

            El lenguaje fue durísimo por ambas partes. Hasta su total aniquilamiento, ordenaba el Ejército. Adelante hasta su exterminio total, ordenaban los estados mayores de los guerrilleros[17].

            El maquis actuó en toda España, siendo Levante – Aragón la zona donde estuvo mejor organizado y fue más duradero por la geografía, que facilitaba las guerrillas, y la proximidad con la frontera francesa. El período de más apogeo en Aragón fueron los años 1946 y 1947[18], cuando los maquis de Andorra ya habían sido aniquilados. Una nota informativa, cogida a maquis prisioneros, daba a conocer el itinerario seguido por los que querían huir de España hacia Francia. Este camino atravesaba las localidades y parajes aragoneses de Aguaviva, Foz – Calanda, Andorra, Lécera, Azuara, Valmadrid, etc., hasta llegar a Hecho y cruzar los Pirineos[19]. En todos estos puntos de apoyo se encontraban personas que ayudaban sin dudar a los maquis.

            La falta de apoyo abrumador, el que no se produjera el esperado levantamiento popular y el abandono traicionero de sus dirigentes en el exilio crearon unas condiciones con las que no habían contado. El dinero que necesitaban para mantenerse lo conseguían mediante cuotas de militantes y simpatizantes, por las llamadas reparaciones[20], por multas[21] y secuestros[22].

            Al estar en los montes entraban en los mases para que les dieran provisiones, y si bien algunos los daban por simpatía correligionaria, otros lo hacían por miedo, puesto que habían fusilado a algunos, ejerciendo la justicia popular que ya habían aplicado durante la guerra. Ajusticiamiento, lo llamaban, y no tenían ningún reparo en matar a todo aquel que los delatara, guiara a la Guardia Civil y al Ejército contra ellos, a quien quisiera abandonar la guerrilla o fuera afín al régimen de Franco[23]. De hecho fueron varios los maquis que fueron asesinados por sus compañeros comunistas. Según Ángel Manuel González Fernández, de los asesinatos de exiliados y maquis cometidos en territorio francés se puede estimar que de cada 10 eliminados 8 ó 9 fueron obra de los comunistas fieles a Moscú, unos ejecutados por militantes del PCE y otros ordenados directamente por la dirección del partido, es decir, Santiago Carrillo Solares y Dolores Ibarruri Gómez, entre otros; y de los otros 1 ó 2 eliminados los responsables fueron los comunistas libertarios o anarquistas. En cuanto los asesinatos cometidos en España se puede estimar que de cada 10 maquis 7 u 8 fueron eliminados por los comunistas prosoviéticos -como los «llamados» a Francia por la dirección del PCE y que nunca llegarían a su destino-, y los otros 2 ó 3 maquis eliminados por los comunistas libertarios o anarquistas[24].

            Por otra parte hubo delincuentes comunes que se aprovecharon haciendo creer que sus fechorías las realizaban los maquis, quedando así libres de sospechas. En Andorra hubo una de estas bandas que desvalijaban las casas haciéndose pasar por maquis, aunque finalmente fueron apresados.

EL MAQUIS EN ANDORRA

            El maquis en Andorra debió pertenecer posiblemente a los primeros grupos que entraron en 1944. Estaba formado por tres personas y su comportamiento fue similar a la de otras cuadrillas en cuanto al sistema de mantenerse. Se sabe, por ejemplo, que entraban en las masías a que les dieran provisiones.

            Su principio del fin ocurrió en marzo de 1945 cuando interrogaron a un paisano si conocía al guardia civil Braulio Muñoz, al que llamaban el Lécera, y que buscaban para matarlo. Resultó ser él mismo, quien lógicamente negó conocerlo y pudo salir con bien del entuerto. Cuando llegó al cuartel denunció el hecho y comenzó la cacería.

            Meses más tarde, el maquis detuvo el autobús y asesinó, delante de su mujer e hijos, al guardia civil Vicente Valencia, yerno del tió Val, que era también guardia civil. Fue la gota que derramó el vaso; la cacería se convirtió en venganza.

            El 23 de octubre de 1945 la Guardia Civil tuvo un encuentro con los tres maquis en el mas del Sidal. La versión oficial narra que hubo un enfrentamiento armado. En el tiroteo dos maquis resultaron muertos y el tercero cercado, muriendo al día siguiente; tenía en su poder una escopeta, un rifle, cuatro pistolas y municiones[25].

            La versión oral difiere. Ésta sostiene que fueron emboscados al amanecer mientras salían del mas, sin armas, para lavarse. El hijo del dueño de la masía también resultó herido. Los tres maquis (Diego Fernández, Mariano Magallón y Julio Pérez) fueron enterrados en una fosa común. Según la tradición dos chiquillas depositaron un ramo de flores en su tumba el mismo día de su entierro[26].

            En el siglo XXI fueron reivindicados por el que fue alcalde de Andorra durante 20 años, D. Isidro Guía Mateo. Desde entonces, todos los primeros de mayo los sindicatos obreros recuerdan el gesto de las dos chiquillas y rinden un homenaje renovado las flores[27].

Ilustración 1 Monolito en el cementerio en recuerdo a los tres maquis muertos


[1] Partido Comunista Español.

[2] Fernando Martínez de Baños Carrillo, «Maquis y Guerrilleros – Del Pirineo al Maestrazgo». Delsan Libros S. L. 2004.

[3] Tomó Tánger el 14 de junio de 1940, coincidiendo con la entrada de las tropas de Tercer Reich alemán en París, desalojando a las potencias extranjeras. No la devolvió hasta 1945 cuando ya la victoria aliada era clara y la declaró ciudad abierta.

[4] Paul Preston. «Franco, Caudillo de España». RBA Coleccionables S. A. 2005

[5] Stanley G. Payne «Franco y Hitler». La Esfera de los Libros S. L. 2008

[6] Stanley G. Payne «Franco y Hitler». La Esfera de los Libros S. L. 2008

[7] César Vidal. «Intrépidos y sucios. Los españoles vistos por Hitler». Editorial Planeta. Memoria de la Historia/siglo XX. 1996

[8] Pío Moa. «Años de hierro». La Esfera de los Libros. 2007

[9] Otros diplomáticos fueron: Bernardo Rolland de Miota, Eduardo Gasset y Diez de Ulzurrun, Sebastián Romero Radigales, Julio Palencia Álvarez, Giorgio Perlasca, Ginés Vidal y Saura, Federico Oliván, Alejandro Pons Bofill, además de muchos funcionarios de rangos modestos que les ayudaron.

[10] Pío Moa. «Franco. Un balance histórico». Editorial Planeta. 2005.

[11] Cita aparecida en «Franco y Hitler», de Stanley G. Payne.

[12] H. P. Salomon; T. L. Ryan. «Francisco Franco (1892-1975), Benefactor of the Jews». The American Sephardi: p. 215-218. 1978

[13] Paul Preston. «Franco, Caudillo de España». RBA Coleccionables S. A. 2005

[14] Pío Moa. «Franco. Un balance histórico». Editorial Planeta. 2005.

[15] Salvador F. Cava. «Carácter y vivencias en la agrupación guerrillera de Levante y Aragón (AGLA)». Revista de Andorra nº 3. Centro de Estudios Locales de Andorra. 2003.

[16] Mercedes Yusta Rodrigo. «Maquis: la resistencia armada al régimen de Franco». Revista de Andorra nº 3. Centro de Estudios Locales de Andorra. 2003.

[17] Fernando Martínez de Baños Carrillo, «Maquis y Guerrilleros – Del Pirineo al Maestrazgo». Delsan Libros S. L. 2004.

[18] Gran Enciclopedia Aragonesa.

[19] Fernando Martínez de Baños Carrillo, «Maquis y Guerrilleros – Del Pirineo al Maestrazgo». Delsan Libros S. L. 2004.

[20] Reparaciones porque consideraban el Gobierno de Franco impostor. Consistían en asaltar al cobrador de contribuciones, siempre ante testigos para que dieran fe de la quema de los recibos. En 1946 asaltaron el tren pagador de Aragón en el apeadero de Caudé, a las puertas de Teruel.

[21] En ocasiones multaban a los delatores del maquis en lugar de ajusticiarlos.

[22] Se dieron generalmente en la provincia de Teruel.

[23] Fernando Martínez de Baños Carrillo, «Maquis y Guerrilleros – Del Pirineo al Maestrazgo». Delsan Libros S. L. 2004.

[24] Ángel Manuel González Fernández. « Exiliados y maquis asesinados por comunistas». https://www.elespañoldigital.com/exiliados-y-maquis-asesinados-por-comunista/

[25] Fernando Martínez de Baños Carrillo, «Maquis y Guerrilleros – Del Pirineo al Maestrazgo». Delsan Libros S. L. 2004.

[26] Salvador F. Cava. «Carácter y vivencias en la agrupación guerrillera de Levante y Aragón (AGLA)». Revista de Andorra nº 3. Centro de Estudios Locales de Andorra. 2003.

[27] Salvador F. Cava. «Carácter y vivencias en la agrupación guerrillera de Levante y Aragón (AGLA)». Revista de Andorra nº 3. Centro de Estudios Locales de Andorra. 2003.

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