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19
marzo
POLVO AL VIENTO (58)

CUARTA PARTE

DESPERADO

CAPÍTULO 10

Conspiración de silencio

Jesús Silva fue la primera persona que acudió atraído por los disparos.

Aquella era la oportunidad, pensó Pat Garrett. Si Billy aún vivía y mataba a alguien, qué mejor a que uno de sus amigos.

-Entra y comprueba que está muerto –ordenó haciendo el ademán de movimiento con el cañón de la pistola. Fue entonces cuando se dio cuenta que aún la llevaba en la mano. Guardó el arma.

Jesús atisbó por la ventana. Había conseguido convencer a Billy de que esperase, en una casa cercana, noticias suyas mientras averiguaba lo que había ocurrido. A la luz de la luna podía ver un bulto en el suelo de la habitación.

Encendió una vela y entró. Era un cuerpo caído boca abajo. Por las ropas supo que era Billy Barlow. Tenía todo el aspecto de haber sido baleado por la espalda.

Le dio la vuelta. Tenía sangre en el pecho, el proyectil lo había atravesado, pero le sorprendió que hubiera tan poca sangre; por lógica debería haber sangrado más.

-¿Veis como es Billy the Kid? –oyó a Garrett.

Había entrado, y con él los demás, al ver que el muerto no le disparaba a Jesús Silva.

-Os dije que reconocí su voz.

Atravesaba con la mirada a McKinney y Pete Maxwell.

Poe contemplaba el cadáver extrañado de que McKinney no le hubiera reconocido; la luz de la luna llena había iluminado perfectamente aquel rostro. Y por estar mirando al fallecido no se percató de la expresión asesina de Pat Garrett, cosa que sí vieron McKinney y Maxwell. Ambos supieron que, si se atrevían a llevarle la contraria, Pat Garrett los mataría a todos; tenía la mano apoyada en la culata de la pistola. Luego diría que los había asesinado Barlow antes de que hubiera sido abatido por aguerrido Garrett. Como único superviviente, nadie sabría nunca la verdad.

Jesús Silva también vio el semblante del sheriff, pero sus motivos para callar fueron otros: si todos creían que Billy estaba muerto, podría huir y empezar una nueva vida.

Y así, de la manera más natural, unos por miedo y otro por amistad, se creó una conspiración de silencio.

Pese a su gesto de matasiete Pat Garrett estaba acoquinado; tres veces había disparado contra Billy sin darle opción a defenderse y las tres se había equivocado de hombre. Con los dos primeros aún tuvo suerte, eran también forajidos y por ello la justicia se podía permitir hacer la vista gorda e incluso la tripona; pero éste último era inocente, le había disparado por la espalda y, para más inri, estaba desarmado, ahora se daba cuenta. Si llegaba a saberse lo colgarían a él por asesinato en lugar de Billy.

Tenía que hacer creer a todos que sí era Billy the Kid. En su falsa biografía escribiría además que iba armado con un revólver automático del .41 cuando Billy siempre usó del .44 y de acción simple.

-Sí, es él –murmuró acobardado Pete Maxwell.

McKinney no dijo nada, pero al otorgar no contradiciendo a Garrett, Poe creyó que el muerto era en realidad el infame forajido.

Superado el primer escollo había que hacer desaparecer el cuerpo del delito antes de que fuera visto por quienes conocían al chico.

Encargó a Jesús Silva esta tarea, porque ni él ni sus hombres iban a salir de aquella casa sabiendo que Billy estaba esperándoles con toda seguridad, aunque la excusa que utilizó para Poe fue que Billy tenía muchos amigos en Fort Sumner que querrían vengarse. Lo mejor era pasar la noche parapetados en el edificio.

McKinney seguía en silencio, llamándose cobarde y pensando, por primera vez, que quizá no fuera Billy el verdadero culpable de la muerte de su primo sino Pat Garrett. A la vista estaba que el sheriff no era menos asesino que Kid.

***

Silva trasladó el cuerpo envuelto en una sábana, a la carpintería dejándolo en el banco de trabajo.

Frank Lobato entró en aquel momento.

-He oído dos disparos y te he visto entrar. ¿Es…? –se interrumpió ante la expresión de ¿temor? de Jesús Silva – ¿Qué ocurre?

Jesús dudaba entre confiárselo y tener un aliado o ocultárselo.

Al ver que no obtenía respuesta y ante aquel semblante tan raro Frank levantó la sábana.

-No es Bilito –murmuró.

-Sí, lo es –reaccionó Jesús explicándole lo ocurrido y sus intenciones.

-¡Billy! –gritó una joven.

Isadora se abalanzó sobre el cadáver cuyo rostro no había tapado Frank.

-Cierra la puerta, que no entre nadie más o se descubrirá el pastel –ordenó Silva.

Frank obedeció.

Isadora se había abrazado a Barlow sollozando ante el asombro de Jesús Silva. Frank le informó que la chica creía que era el Chavito. Lo había visto en el baile haciéndose pasar por él mientras la cortejaba.

La lengua de Jesús abultó entre los dientes y los labios. El testimonio de Isadora les convenía para que todos creyeran en la muerte de Billy the Kid.

-¡Está vivo! –exclamó la muchacha deteniendo en seco su llanto -. ¡Aún vive!

Apretaba la oreja contra el pecho.

-No puede ser.

-Sí, le oigo los latidos y noto algo de respiración en mis cabellos.

Frank estudió el cuerpo.

-Es cierto, aún vive.

-¿Qué hacemos ahora? –masculló Jesús Silva. Miró a Isadora -. Necesitamos que crean que está muerto, lo entiendes, ¿verdad? Pat Garrett no debe saberlo nunca.

Si no todo volvería a empezar.

Isadora asintió.

-Por eso había tan poca sangre –comentó Silva para sí -. No tocó nada importante. La bala lo atravesó limpiamente.

-Pero si no lo atendemos aún puede morir y seguimos necesitando un cuerpo.

-Hay uno –dijo Isadora -. Después de terminar el baile hubo una reyerta entre dos forasteros en las afueras. A puñaladas. Uno quedó herido, el otro dicen que muerto. Aún sigue allí, se dijo de recogerlo por la mañana, porque era ya muy tarde.

-Iremos a comprobarlo. Tú no te muevas. Vuelve a taparlo con la sábana, que nadie le vea la cara, es muy importante. Nadie debe darse cuenta que Bilito sigue vivo o se irá de la lengua y Garrett terminará sabiéndolo. Cuando regresemos haremos el ataúd y clavaremos la tapa.

Mientras un jinete cabalgaba enviado por Garrett a Sunnyside a informar a Milnor Rudolph de la muerte de Billy the Kid, Jesús, Frank e Isadora sustituían al presunto muerto por otro real. Así fue cómo, en el siglo XXI, al estudiar criminalísticamente el banco de trabajo de la carpintería, donde reposaron los cuerpos, el investigador Steve Sederwall descubriera, según las pruebas forenses, que la sangre entre las grietas de la madera, era de dos personas distintas.

***

Cuando se analizan las acciones de Pat Garrett en las siguientes horas sabiendo que trataba de ocultar un asesinato cometido por él, haciendo pasar la inocente víctima por Billy the Kid, se entienden todos los comportamientos incomprensibles de la versión oficial. Se entiende por qué no expuso el cuerpo abiertamente a todos los habitantes de Fort Sumner, para que vieran, sin ningún género de dudas, que Billy the Kid estaba muerto. Se entiende por qué el féretro fue custodiado por hombres armados, para que nadie lo abriera. Se entiende que sólo los más íntimos del muchacho, y no todos, vieran el cuerpo y que guardaran silencio toda su vida, dado que era la única manera de que dejaran de perseguirle y más porque el asesinato en los Estados Unidos no prescribe y tenía una condena de muerte en su haber. Se entiende que lo enterraran antes de cumplirse las 24 horas de haber sido baleado.

Pero ninguna de las medidas que estaba tomando Pat Garrett serviría si el verdadero Billy hacía acto de presencia.

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