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19
febrero
POLVO AL VIENTO (54)

CUARTA PARTE

DESPERADO

CAPÍTULO 6

La recompensa de Lew Wallace

Avisado de la fuga, Pat Garrett corrió tanto para regresar a Lincoln que llegó el 30, dos días después de la misma.

Tras pedir voluntarios, que le informaran si veían a Billy recriminó a Gauss, porque no le cortó la cabeza con el hacha cuando tuvo ocasión, a lo que el ex sacerdote le contestó que no se atrevió porque Billy le apuntaba con el arma. Luego, el brioso sheriff se encerró en su despacho sin intención de perseguirlo, no lo fuera a encontrar.

En la mesa halló una nota del muchacho. Cuando preguntó por ella le dijeron que la habían encontrado sujeta en la silla de montar de Black Mart.

Bueno, Pat, me alegra que hayas recuperado tu caballo. Lo he dejado suelto para que regrese a Lincoln. Gracias por tu corcel…

No terminó de leer. La rompió en mil pedazos blasfemando contra Kid.

En la armería estaban las posesiones de Olinger. Cuando a la semana siguiente fue nombrado albacea de la herencia de su ayudante, presentó un inventario de las mismas: una billetera, papeles, una escopeta Whitney, un reloj, un conjunto de ropa, todo ello sin valor alguno. Pero no incluyó los dos revólveres, ni el caballo ni la silla de montar; eran demasiado apetitosos para que pertenecieran a otro que no fuera él.

Luego se encaprichó de la escopeta; debía ser que hacía juego con las pistolas. De esta forma en el nuevo inventario, que escribió dos años más tarde, ya no la citó.

No tuvo ningún remordimiento en robarle a un muerto, después de todo Olinger ya no las necesitaba.

Pat Garrett ocultó su robo solucionando la desaparición de los revólveres no citándolos en su biografía de Kid, como si Olinger hubiera llevado a los cinco presos él solo a comer armado únicamente con sus manos, de macho que era. En cuanto a la escopeta, Garrett explicó que Billy la había roto y arrojado los pedazos sobre el cadáver de Olinger. Incluso se inventó una frase que puso en los labios del chico, que para él quedaba bonita y redondeaba el episodio: tómala, no me seguirás más con esta arma. ¿Quién no le iba a creer si él era el bueno, vamos el sheriff, y Kid un peligrosísimo criminal?

Tras el latrocinio, y para no perjudicar sus ambiciones políticas, Garrett ocultó, en su falso relato, que el muchacho había escapado en su caballo y escribió que el animal era de un tal Billy Burt, entre otros bulos, como cuando narró el episodio de la huida quitándose responsabilidades y cargándoselas a los dos fallecidos.

***

Lew Wallace contempló pensativo la hoja en blanco. El documento que iba a rellenar sería uno de sus últimos actos oficiales como Gobernador de Nuevo México, puesto que de allí a un mes abandonaría el continente para desplazarse a Turquía; ya tenía el nombramiento de embajador.

Mojó la pluma en el tintero.

Uno de sus últimos actos y quizá el más placentero.

Orden de muerte

Al sheriff del condado de Lincoln, Nuevo México, saludos:

En el período de marzo, AD 1881, del Tribunal de Distrito para el Tercer Distrito Judicial de Nuevo México, celebrado en La Mesilla en el condado de Doña Ana, William Bonney, alias Kid, alias William Antrim, fue debidamente condenado por el delito de asesinato en primer grado; y el decimoquinto día de dicho término, el mismo día del 13 de abril de 1881 DC, el juicio y la sentencia de dicho Tribunal se pronunciaron contra dicho William Bonney, alias Kid, alias William Antrim, tras dicha condena conforme a la Ley. Por el cual fue dicho Williamn Bonney, alias Kid, alias William Antrim, condenado a ser colgado por el cuello hasta la muerte, por el sheriff de dicho condado de Lincoln, dentro de dicho condado.

Por lo tanto, a usted, el sheriff de dicho condado de Lincoln, se le ordena por la presente, que el viernes 13 de mayo de 1881 DC de conformidad con el fallo y la sentencia de dicho Tribunal, tome el dicho William Bonney, alias Kid, alias William Antrim, de la cárcel del condado de Lincoln, donde ahora está confinado, a un lugar seguro y conveniente dentro de dicho condado, y allí, entre las horas de las diez en punto de la mañana y las tres en punto de la tarde de dicho día, cuelgue al dicho William Bonney, alias Kid, alias William Antrim por el cuello hasta que esté muerto. Y haga el debido retorno de sus actos a continuación.

Hecho en Santa Fe, en el Territorio de Nuevo México, el 30 de abril de AD 1881.

Lew Wallace.

Gobernador de Nuevo México.

Sonriendo ufano con un movimiento de labios, que recordó un bocezo de caballo, puso los sellos correspondientes. Si no fuera porque sería vulgar… le apetecía contemplar el ahorcamiento de Billy. Pero no. Estaba feo que un hombre de su categoría se rebajara a los esparcimientos del populacho.

El golpeteo en la puerta rompió su pensamiento.

-¿Da usía su permiso?

-Sí, ¿qué ocurre?

-Un telegrama de Lincoln.

Se puso en pie al leerlo. Los ojos desorbitados fijos en la escritura. Pálido de ira. Los dientes rechinaron cuando los apretó inconscientemente.

Billy Bonney había escapado de la cárcel hacía dos días.

BILLY THE KID

PREMIO DE $500

Pagaré una recompensa de $500 a cualquier persona que capture a William Bonney, alias the Kid, y lo entregue a cualquier sheriff de Nuevo México. Se requerirán pruebas de su identidad satisfactorias.

LEW WALLACE

Gobernador de Nuevo México

***

-Deberías irte al Viejo México –dijo Yginio Salazar.

Estaban almorzando.

Billy había llegado a su casa la noche de la fuga. Supo que era su amigo cuando lo oyó silbar varias veces. El muchacho mexicano reconoció el silbido y salió de la casa para que Billy supiera que podía entrar sin miedo.

Había pasado la noche allí y al amanecer dejó libre el caballo de Pat Garrett. De esto hacía dos días. Billy se había quedado a descansar e Yginio consiguió quitarle los grilletes de los tobillos.

-Debería irme, sí –reconoció Kid -, pero primero ajustaré cuentas. No abandonaré el país sin antes matar al soplón de Barney Mason; a Garrett, que asesinó a nuestros amigos, y al viejo Chisum, que pagó para que lo nombraran sheriff.

Su tono tenía una fatalidad que no poseía antes. Al menos Yginio nunca se la había oído.

-¿Quieres…?

-No. Tú ya has encarrilado tu vida. Esto tengo que hacerlo yo solo.

Yginio no insistió.

Billy sonrió agradecido.

-Ya me estás siendo de mucha ayuda. Ahora necesito que me consigas un caballo.

-No hay problema.

Al día siguiente, primer día de mayo, abandonaba la casa de Yginio con el nuevo potro. Necesitaba dinero para mantenerse y sabía donde había bastante enterrado, aunque fuera falso.

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