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09
julio
Juicio de Dios

Y dijo Dios:

-Hágase la luz.

Y vio Dios que la luz era buena.

Y todas las cosas las creó Dios y todas vio que eran buenas.

Y dijo Dios:

-Haremos al hombre a nuestra imagen y semejanza.

Y vio Dios que el hombre era perverso

Y Dios echándose ligeramente hacia delante miró al hombre, que tenía el Libro Sagrado en las manos.

Y el hombre le devolvió la mirada inocentemente.

-¿A dónde quieres ir a parar?

-Son tus palabras. Por supuesto, no te diste cuenta al momento de que fuéramos perversos, pero lo dijiste casi enseguida.

-No eras perverso al principio, sino cuando comiste del árbol del Bien y del Mal.

-Y eso, ¿estuvo bien o mal?

-Mal, puesto que lo tenías prohibido.

-¿Y no era más fácil ponerlo en otro sitio que no fuera el Paraíso?

-¿Juzgas los designios de tu Dios?

-Si dejo suelto a un bebé y me rompe algo, ¿es perverso por ser un bebé?

-Tú hombre, no eres un bebé. Tú hombre, juegas a ser dios y te endiosas.

“Tú, hombre, te atreves a decir lo que está bien y lo que está mal.

“Tú, hombre, empleas mi nombre para excusar tus acciones.

“Tú, hombre, matas de hambre a los hombres, quitas el trabajo, el pan y la sal, y esclavizas al hombre.

“Tú, hombre, echas a perder la Tierra que yo te di, la vuelves negra y la haces desierto.

“Tú, hombre, ensucias el aire y ahogas las aves, animales y al hombre.

“Tú, hombre, conviertes las aguas en inmundicia y se mueren los peces.

“Tú, hombre, que has inventado la muerte invisible, que torturas, que matas, que malversas.

“Tú, hombre, ¿te atreves a enjuiciarme?

Y el hombre, con cara de bendito, sonrisa cínica y voz de dulzura empalagosa, respondió:

-Tú nos hiciste a tu imagen y semejanza.

 

 

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